¡Qué delicia ser perro si tuviera un amo amoroso!
Recibiría cada día las caricias
que por miedo reprimidas no daría
y a mí solo entregaría.
Mi corazón, cada mañana
se colmaría de su afecto trascendente.
Y sin hablarnos, y sin malentendidos,
nos fundiríamos en la hierofanía de la fraternidad.
Y yo,
sería feliz siguiéndole a donde fuera
dándole todo mi amor.
Le protegería de cualquier peligro.
Le lamería todo su cuerpo con toda mi ternura.
Me sentaría sobre sus piernas
reposando mi cabeza acunada dulcemente sobre su regazo.
¡Qué dichoso sería con mi amo!
Sin separarme un solo instante.
¡Nunca jamás!
Porque él sería mi paraíso.
Y soy perro y soy amo
despertando de mi letargo.
¿Cuánto tiempo he necesitado para descifrarlo?
¿Cuánto tiempo te he buscado?
Porque tú, soy yo.
Porque solo yo podré acompañarte a esos sitios tan remotos
que recorrerás en tu camino.
Porque nadie podrá como yo revelar tu tesoro interior.
Porque tú, querido amo, soy yo.
Amigos inseparables y complementarios.