Heraldo de tu belleza seré
a través del sacrificio hacia mi excelencia
felicidad que contrarresta mi conciencia exacerbada de mi finitud y mi decadencia
hacia la que camina de manera irrevocable mi materia.
¡Oh, padre!
¡Que todos mis actos
sean plenos en la transparencia de tu verdad y tu justicia !
Que la luz que irradie
nunca se enfangue por vanidad en el légamo de mi humanidad
y si alguna vez comienzo a desviarme
que esté en atención plena para poder percatarme
con humildad que mi luz no puede en vida alcanzarte
que siempre será mas tenue de lo que mi soberbia desea en mi propia idolatría
y así pueda retornar a ti.
Extingue mi arrogancia , padre, y haz de mi,
tu sierva.
Tú en mí, es lo que da sentido a mi vida terrena.