La cruz

LA CRUZ 

Desde la horizontal de la paz  donde me encuentro

a veces la angustia vital de mi verticalidad reaparece y lo acepto.

Porque  comprendo, que eres tú,

¡Oh, vida!  que de nuevo insuflas  mi cuerpo.

Por eso, elevo  anclas de mi  aquietada nave  (x) 

sin miedo ya de navegar apasionadamente en ti (y)

porque ya soy la cruz integrada pulsante de mi dualidad.

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