Una suave melodía le hace ir renaciendo a la vida levemente.
Despacio, abre los ojos y se maravilla de toda la belleza que desprende.
Pura luz blanca, ligera, etérea, la envuelve.
Un hilo, le eleva, girando en sentido contrario, alejándola de su dolor.
Colmándose de la ternura de la pureza que antes fue.
Recuperando poco a poco su cordura:
la niña llena de vitalidad y energía,
la Kundalini de su ser.