Por la necesidad de infinitas caricias
el corazón del alma agoniza desolado.
Y sin ya esperar nada
se acurruca en el abrazo nupcial de sí misma.
¡Oh, amada!
¡Cuánto te he deseado!
Te he buscado en otros lares
y nada ni nadie ha podido calmar mi ansía de ti.
Solo tú me saciarás
Ya nunca más te abandonaré.
Tú serás siempre mi prioridad
colmando todas tus carencias.
Tú serás siempre mi viva trascendencia.
¡Oh, amada!
Tú serás la bondad que me cierne.
Todo será nuevo contigo en tu presente
de la mano nos elevaremos voluptuosamente incandescente
iluminando mis sombras y las de mi especie.
Seré contigo invencible
poderosa guerrera contra la maledicencia
y el desprecio de la ceguera ante tu entrega.
Alcanzaremos juntas la eutonía
porque contigo tendré la necesaria osadía.
Porque tú eres mi armonía,
tú eres yo
cuando yo soy el todo indiferenciado.
¡Oh, amada!
¡Cuánto tiempo he tardado en reconciliarme conmigo misma
en la paz de ser artista poeta mística!