¡Oh, alma mía!
¡Oh, en mí tu despertar!
Porque es la misma semilla de hidra
en la conciencia de la levedad de la vida
la caracola voluptuosa que nos atrapa en su espira.
Porque sólo ella, permanecerá entretejiendo nuestros haces.
Ariadna urdimbre de nuestra trama trascendiéndonos en su telaraña de belleza y luz.