Dentro, dentro y ya os siento
ángeles, caricias de serafinos laberintos
y ya en espiral de querubín giro
hacia vuestra magia sideral, adminículo divino.
Pero hoy, mi cabeza reclino,
caracola sin nimbo,
hacia abajo,
hacia abajo,
sin alas…
…y en la migración de las gaviotas
el piélago se turba, confuso rumbo.
¡Oh, musas del mar!
Rosas del musgo de mi delirio
mudras en el inasible trapecio,
oráculo, os busco,
nereidas perdidas en este abstruso precipicio.