CUANDO ME ESTRECHAS LA MANO
Cuando me estrechas la mano, no eres tú, ni tu cuerpo,
sino el espíritu del cedro que me hace vibrar cuando te encuentro.
Ruido del trueno del universo, ritmo eterno en mi instrumento.
¿No es Orfeo el que tañe la lira en la orquesta de los muertos?.
Hipnotizada entre las piedras grises me despierto en el solfeo de los sueños.
¿Qué es lo que anima sin el espacio hacia lo externo del cementerio?
¿Será el misterio de las rocas que se revela por los ojos encubierto?
¿O es el agua pura que inspira entre la turba de los nigredos?
Aliento en la efluxión del sexo cuando pienso en ellos
y en la tierra denuedo con la creación de mis anhelos.
Es el cementerio para los judios en la sinagoga de Budapest. Me impactó.