¡VEN A MÍ, PADRE, TE NECESITO!
¡Oh, padre, cobíjame en tus brazos, cáliz de mi deseo, porque estoy sola con mi desasosiego!
¿Quién entenderá esta melancolía, sino sólo tú?
Esta alegría y tristeza a la vez.
¡Ven a mí, padre, te necesito para seguir caminando!