NUESTRO SENTIDO
¡Oh, musa del mar!, Nagual que me desvela el secreto de mi destino.
Y en este mi retiro, ¿Nuestros ojos sin velo no prodigan lo mismo?
¿No he trascendido mi piedra, alquimia, al templo construido?
¿No soy entrenudo, poesía del creador del diamante aparecido?
Llegar a ser ciudadela y no corteza inmóvil del bosque amanecido.
Ser semilla sin firma y canto de la fuente de nuestro navío
torbellino frente a la muerte que gira al vértice a Dios da nuestro sentido.
En el fondo una genciana
Los coribantes como primera imagen.