La verdadera armonía es la que una vez renacida en nosotros se presenta altiva, majestuosa, llena de poder en su autoconfianza. La que se respeta a sí misma, se autocuida y se ama haciéndose respetar en su grandeza de ser y al mismo tiempo respetando y aprendiendo a amar a todos los seres incluidos a aquellos que no comprende elevándose en la comprensión de estos hermanos por su grado evolutivo. La que se siente segura en todo lo que hace porque sabe que ella será ya siempre la guía porque a pesar de que se desarmonice en las sincronizaciones con la tierra y con el prójimo se recreará de nuevo.