Sentir y pensar

¿Qué es primero pensar o sentir?

Tras un trabajo personal de liberación del inconsciente, el sentir y el pensar van de la mano y las contradicciones desaparecen entre lo que sentimos y lo que pensamos porque nuestros actos proceden entonces de nuestra conciencia expandida una vez integrada la energía psíquica bloqueada inconscientemente. Desprenderse de este velo, es la autenticidad, la libertad de ser nosotros mismos sin auto engañarnos arrogantemente justificando los actos originados por nuestra oscuridad porque ya está en nuestra conciencia despierta. Así, en humildad podremos aceptar nuestra animalidad y humanidad. Y así, a través de nuestra misericordia, podremos amarnos a nosotros mismos a pesar de la oscuridad que vemos de nosotros mismos. Así, podremos elegir libremente en cada momento qué bifurcación del camino es la justa. Conocer que en mí está el santo y el sádico, que en mí está el humilde y el arrogante, que en mí está todo lo bueno y todo lo malo. Soy solo la posibilidad de ser ambas cosas y solo es la elección desde mi conciencia despierta la que me posibilita no perderme en mi oscuridad.

Durante el proceso de crecimiento interior es necesario también estar alerta ante el incremento de la autoestima para que no se desvíe hacia una soberbia de autoidolatría deslumbrado por la propia luz que uno va descubriendo en su interior porque le deslumbrará tanto que le imposibilitará ver su propia oscuridad para seguir acercándose a la pureza de su alma. Por eso la humildad es tan necesaria en el camino del autoconocimiento.

Al sentir sin bloqueos inconscientes, nuestra energía psíquica será plena y la pasión recorrerá nuestras venas en todo lo que hagamos. Ella es la fuerza vital para avivar y mantener la búsqueda hacia trascendencia y paradójicamente es la que puede hacer que nos desviemos de este fin. Porque la dependencia emocional a sentir busca conseguir experiencias de similar intensidad y puede que este fin prevalezca a los medios para conseguirlos.

Ya abierto el corazón podremos sentir sin bloqueos inconscientes que nos desvirtúan la realidad. Nuestra mente desde el primer momento alerta podrá discernir entonces: qué siento, el por qué, cual son las circunstancias que la ocasionan, si existe un fin escondido, la utilidad y los perjuicios para uno mismo y para los demás, la justicia en el hecho que lo causa, quien tiene la razón ante los hechos y justamente quien es el perjudicado y quien es el causante del daño/beneficio y justamente qué acción debo realizar como respuesta y si la emoción sentida es la adecuada para llevar a cabo la misma y si me compensa o no. Mi emoción irá de la mano guiada en la justicia y la verdad por mi pensamiento. Mi pensamiento aplacará en la justa medida mi pasión sentida. Es el equilibrio aúreo de la conciencia de ser uno mismo sin máscaras.

Sentir sin autorregulación racional llegaría a desintegrarme si las condiciones no son las adecuadas, no se puede estar en estado de éxtasis permanente sin identidad alguna ni se puede sobrevivir permaneciendo en emociones tóxicas demasiado tiempo. La conciencia despierta me permite sentir el máximo éxtasis viable, permanecer en emociones negativas el tiempo justo y necesario para resolver con plena justicia los conflictos a los que me enfrento en el día día sin descompensar la balanza ni a mi favor ni en mi contra.

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