Melpómene

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 Se crean falsos paraísos y el hombre tiende a desearlos, a poner toda la prioridad por conseguirlos. Se cree que la felicidad se alcanzará cuando se llegue a ellos. Pero la gran tragedia de la vida es que no. SÓLO VACÍO. Desasosiego del alma. (MELPÓMENE). TODO ESTO NO LLENA.

Además, vivimos centrados en nuestro ego. Él es fuerte y poderoso. Vanidoso. Y la vida se nos consume para desarrollarlo, cuidarlo, engrandecerlo, alimentarlo y enaltecerlo. Y sin darnos cuenta, la maravillosa energía que tenemos se la regalamos a él. Un engañabobos de mil pares de narices. Toda la vida dirigida a su engrandecimiento: posesiones materiales, emocionales, y divertimentos puramente hedonistas… para después alardear, presumir,….

¿PARA ESO HEMOS VENIDO AQUÍ?

¿PARA ESO HEMOS VENIDO AQUÍ?

¡QUÉ TRISTEZA!

Debemos tener nuestro ego atrás nuestra. Tapándole la cabeza con el alma. Y sobre todo la boca que no le sirve para nada. Solamente para engañar y confundir a los demás y a nosotros mismos.

El fin creo de nuestro camino es ir creciendo en espíritu, redescubriéndolo, destapando la energía contenida en nuestro interior no utilizable, nuestra entropía. Poco a poco ir ordenando este caos del espíritu, fuerza inconmensurable que nos iguala y unifica.

 Ni aún en el mejor de los paraísos llenos de hedonismo mi alma se calmará, siempre en búsqueda, siempre intentando alcanzar un estado superior de conciencia para ir aceptando o por lo menos comprendiendo un poco el sentido de la vida, las enormes diferencias, la crueldad de las muertes tempranas, la cruz de las enfermedades y el dolor y sobre todo la muerte y la descomposición de nuestros cuerpos.

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