Nadie puede hacerte sentir lo que no eres o lo que no piensas.

Otro no te perjudicará si tú no quieres, sino que resultarás perjudicado cuando creas haber sido perjudicado. No ofende el que insulta o el que golpea, sino el opinar que ellos son ofensivos. Cuando alguien te irrite, sé sabedor de que es tu juicio el que te irrita.

Esperar o desear lo que no depende de uno es poner la felicidad en peligro, si solo deseas lo que depende de ti, tendrás el control de la situación.

Sabio es aquel que sabe ganar y sabe perder sin que intervenga el ego.

Hay que discernir conscientemente hasta donde debo intervenir mis recursos y en qué punto debo dejar de luchar.

Libertad es no ansiar, no temer. Es libre el que vive como quiere, aquel al que no se puede forzar, ni poner impedimentos ni violentar.

Existe un espacio personal donde no hay cabida nada más que tú. ¿Quién te va impedir si quieres ser honrado y respetuoso? ¿Quién te obligará a desear lo que no te parece deseable, quien a rechazar lo que no te parece rechazable? Mientras esté en tu manos desear o rechazar ¿de qué te preocupas?

Reconoce nuestra procedencia cósmica: Tú eres primordial, tú eres una chispa divina, tienes en ti mismo una parte de ella. Llevas la divinidad de un lado a otro.

No pretendas que los sucesos ocurran como tú quieres, acepta los sucesos como suceden y vivirás sereno.

Recuerda que has de comportarte como en un banquete, llega a ti algo que va pasando: extiende la mano y sírvete moderadamente. Pasa de largo: no lo retengas.Aún no viene: No exhibas tu deseo y espera hasta que llegue a ti. Haz lo mismo con tus hijos, con tu mujer, con los cargos y con la riqueza y algún día serás digno de participar en el banquete de los dioses. (este punto ya no me gusta: y si no te sirves de lo que ofrecen sino que lo desprecias, participas también de su poder).