La verdadera armonía es la que una vez renacida en nosotros ya no tiene miedo de esconderse saliendo al encuentro para manifestarse porque siente su fortaleza en toda su plenitud.
La verdadera armonía es la que una vez renacida en nosotros no oculta su belleza , la que se libera y se expande a pesar de las barreras que encuentre, a pesar de las heridas que le produce el atravesarlas porque sabe que no morirá en ellas, que vencerá.
La verdadera armonía es la que una vez renacida en nosotros tiene la osadía de cantar con su voz y no permanecer en silencio porque YA NO TIENE MIEDO DE LA ACEPTACIÓN DEL PÚBLICO porque YA ES LA LIBERTAD DE SU VACÍO. La que es capaz de cantar con su propia voz a los demás, de ser su verdadera identidad, de atreverse de ir hacia el tú creando un nosotros para recrearse en sí misma en los demás.
La verdadera armonía es la que una vez renacida en nosotros no miente, la que no crea un personaje para defenderse, la que es como es en todo momento, la que vive en su verdad, su propia identidad en cada encuentro vital sin miedo de perderse porque sabe que permanece siempre con independencia de las circunstancias que le rodeen.