La belleza

La belleza es la verdad, la autenticidad, la valentía de ser uno mismo sin ocultarse por el temor de no ser amado. De no ser admitido por el rebaño por ser el raro, el diferente.

La belleza es el ser frente a la fealdad de las apariencias de nuestras máscaras.

A Elisa

Y aunque toda materia desaparece, lo colmas todo. Porque es tu espíritu expandiéndose sobre el polvo ilimitado de nuestros contornos vacíos lo que nos acerca a ti. Creando dentro de nosotros escaleras sutiles que no tienen principio ni fin. Observatorios vivos somos de tu cielo.

.

Tiovivo

Subo y bajo en este tiovivo de la vida. Y siento el vértigo al no encontrar un sitio permanente. ¿No será que la vida frente a la muerte horizontal, es esta alternancia circular inmanente con altos picos de montaña y descensos al valle ? Bendito sea la energía que nos gira, elevándonos una y otra vez al cielo trascendente, permitiéndonos sentir entonces la inmensidad de su eternidad.

Mi centro

Cuando descubro cuál es mi verdadero centro y vivo en él,

me unifico a ti, padre

iniciando la vida plena y feliz,

orbitando en la máxima potencialidad de mi yo soy

cobijándome y saciándome de ti

esfera energética acoplada a la armonía vital del universo.

Solo aquí

Allí, en el horizonte que contemplo, allí es donde necesito ubicarme para poder vislumbrar la totalidad viviendo lo que verdaderamente soy en plenitud, la dualidad que me contradice, paradoja de mi ser, yo y mi disolución en el misterio.

Es ese el punto de intersección de la cruz, en donde converge todo el sufrimiento de la tierra.

Sólo aquí, es donde este dolor se reconforta por la verticalidad eterna de sentirnos uno porque el resto es efímero y muere.

Sólo aquí, podremos vivir en la alegría a pesar de sentir que nuestro corazón se encuentra crucificado por el sufrimiento universal.

Solo aquí, podremos mirar de manera compasiva al prójimo.

Mi celosía

Veo el despertar a través de la celosía. Y la naciente luz juguetea con ella atravesándola buscando el placer de reflejarse en mis azulejos. ¡Es tan fascinante verla ya cada día recrearse sobre el liso beige!. Hacerse notar sutilmente para que yo pueda reconocerla en su repiqueteo. Porque se inició de tal manera, que al principio no me era posible reconocerla. Estaba tan ofuscada en mis propios propósitos y la determinación exorbitada por conseguirlos, que me aturullaba tanto que no me permitía disfrutar de su presencia.

Desde que he tomado conciencia de esto, me afano con ahínco en trabajar la paciencia, la tolerancia, la escucha, la compasión, la comprensión, el descanso intermitente que me permita permanecer en atención plena y la quietud necesaria para poder compartir con los demás sus propios propósitos colocándolos en importancia al mismo nivel que los míos.

También me afano en desdramatizar lo que me ocurre descentrándome en el todo, posibilitándome tomar perspectiva para no desvirtuar la realidad ni introducirme en mis fantasías o en mis delirios. También me afano en equilibrar mis prontos tormentosos que luchan para instalarse en mi trágica mente. Trabajo con afán para ser dueña de mi mente y mis emociones siendo la conciencia despierta que los contempla, que los aconseja y que los endereza.

Y tanto que estoy aplicándome en todos estos objetivos (ya empiezo de nuevo con mi atropellada determinación), que he empezado a dilucidarte Padre.

Porque ¿ No eres tú, esa luz que nace cada día y atraviesa mi celosía?

¿No eres tú, toda la belleza que espera ser descubierta en todos los rincones de la tierra?

Y ahora que creo que puedo vislumbrarte cada amanecer…

deseo que sigas expandiéndome…

Yo soy tú

Desnuda ya, abro la puerta

y puedo ver tu luz sin deslumbrarme y sin desaparecer en ella

porque ya tengo la consistencia que necesito para que tú seas en mí.

Porque yo soy eso

y no lo que creía ser tras ella.

He soltado todo aquello que me impedía sentirte en plenitud

trascendiendo lo que he ido encontrando en el camino.

Aquí permaneceré iluminada por ti viviendo en la tierra tras la puerta celeste ya abierta para siempre.

Empezaré a amarte…

Empezaré a amarte realmente cuando ya no te necesite

cuando no te utilice para obtener algo que me falta a mí

cuando aprenda a amarme a mí misma.

Empezaré a amarme cuando al conocerme a mí misma acepte toda mi imperfección y no la reniegue ocultándola tras mi personaje perfecto en busca de ser amada, aceptada y admirada,

Cuando no tenga miedo a errar haciendo las cosas tan bien como yo deseo. Ese temor consciente o inconsciente que me paraliza y que me boicotea constantemente incluso en sueños, diciendo que aún no estoy preparada para llevar a cabo aquello que deseo.

Cuando me perdone todos los errores cometidos en el pasado, una vez buceado en la película de toda mi vida;

Entonces,

Podré avanzar en el camino en humildad y plenitud junto a los demás dando realmente mi amor preparada ya para recibir en equidad el amor de los demás.

En ese momento,

me podré relacionar en el equilibrio feed back de aceptar y respetar los límites pedidos por los demás y expresar a los demás mis necesidades y límites,

porque ya podré sostenerme sola, porque ya me habré enraizado profundamente en mí, porque ya habré endurecido mi tronco con muchas capas concéntricas que protegerán mi esencia sin que impidan ser recorrida y saciada por ella, porque la humildad me habrá desenmascarado de la caricatura de mi vanidoso ego bajándome de su pedestal y podré ser espectadora fiel de mis propios comportamientos ridículos y grotescos permitiéndome así re- humanizarme entrando en el campo rojo de amapolas de la empatía, la paciencia y la tolerancia.

Los muertos

¡Me perdí tantas veces hasta que descubrí la tierra de los muertos!

Allí lo comprendí todo y la paz inundó mi corazón. Logré reconciliarme con lo que yo había elegido recorrer bendiciéndolo de manera sincera sin autoengañarme como hasta ahora había vivido.

Desde que llegué aquí y entablé relaciones estables con ellos, vivo mi verdadera realidad. La misma que reside en ellos. Porque fueron ellos la que me la desvelaron. Ellos fueron mis maestros adentrándome en el misterio en comunión con ellos.

Yo me iba poco a poco impregnando de su sabiduría que había permanecido bajo la tierra esperando mi llegada para que la extrajera y la integrara.

Desenterrarla como se desentierra un tesoro que permanece siglos oculto.

Aunque ellos no podían articular palabra alguna, no me hacía falta; solo al sentir sus presencias fantasmales era tal mi excitación que todo mi cuerpo vibraba con ellos siendo parte de su propia historia. Mi recipiente material se engrandecía a extremos desorbitados sintiéndome ser una esfera infinita con todos ellos en mí. Sentía sus amables sonrisas permitiéndome entrar en sus hermosas casas, todas ajardinadas, con flores de intensos colores, enormes ventanales penetrando los rayos de sol en su interior.

En esos sagrados momentos, la muerte y la vida habitaban reconciliadas en mi corazón. Ellos me ayudaron. Aunque tardé bastante tiempo en experimentarlo. Para ello, una y otra vez compartíamos veladas colmadas de cervezas y risas cómplices comprometidas e indescifrables repletas de símbolos.

Ellos eran felices cuando yo estaba presente. Mis amigos los muertos me comprendían estando ya ausente en ellos sus idealizaciones. Cada encuentro me iluminaba. Siendo y no siendo al mismo tiempo, vida y muerte a la vez. Ellos y yo al mismo tiempo. Ese era el misterio. Y regresaba a mi casa reconciliándome con mi soledad.

No existe ninguno de ellos que una vez conocida su historia no permanezca dentro de mí aportándome su cristalino para ampliar mi visión. Ya son muchos de ellos los que miran desde mi interior expandiendo mi conciencia a sus propios universos vividos. Y me expando a mundos inexplorados confiando que ellos me acerquen al misterio del uno.

Y junto a ellos rezo cada día esta plegaria:

Aunque sé que no podré en vida descubrirte

también sé que buscándote podré vivir más cerca de ti

¡Oh, misterio!

Dame la confianza y la valentía para adentrarme en la oscuridad de la vida y de la muerte.

El lugar más sagrado del templo

Existe un sitio en tu templo que es solo tuyo y de nadie más. El más sagrado. Es solo para ti. No sería viable que dejaras entrar a nadie más que a ti mismo, porque si lo haces, se adueñará de ti quien entre. No saldrá jamás . Y si la persona que penetra no es la adecuada y en su esencia solo hay maldad, quedarás atrapado con sus cuerdas siendo su marioneta. Ni tus manos, ni tus piernas ni tu cabeza podrán escapar de sus órdenes. Alerta debes estar. Con un infinito esfuerzo lograrás zafarte de él cortando sus cuerdas, pero ya, su imagen quedará tatuada con su sangre en tu piel. Esta será tu cruz si alguien pleno de maldad ha entrado en él.

El conectar con el alma hace que se desee compartirla por completo con todos abriendo el corazón de par en par. Esta actitud órfica sin límites es inmadura e infantil. Como la flor de loto, el alma es la belleza extrema, la sensibilidad espiritual de ser. Por eso, necesitamos saber que nivel de apertura anímica es la adecuada en cada momento de nuestra vida para poder sobrevivir.

Esto no quiere decir que cerremos nuestro corazón de par en par. Sino que las compuertas de nuestro cielo la abramos solo para aquellas personas que a través de nuestro discernimiento veamos que puedan ser capaces de percatarse de la belleza que existe en nuestro interior y que la respetarán por completo. El grado de apertura nos lo dará también nuestro discernimiento. Necesitamos tener presente que cada uno tiene un lugar reservado para sí mismo en su propio templo, el más sagrado en donde nadie puede acceder. Necesitando para ello la atención plena en todo momento.