– La muerte no es una cruel enemiga sino una compañera que el hombre lleva siempre consigo.
– Ni una privilegiada inteligencia, ni la imaginación hacen al genio. ¡Amor! ¡Amor!¡Amor! , ése es el secreto del alma del genio.
– Como la muerte es el verdadero fin de nuestra vida, me he habituado, desde hace algunos años, a contemplar a esta verdadera y excelente amiga del hombre de tal forma que su rostro no tiene nada de terrible para mí, sino que, al contrario, me resulta serenante y consolador.
– Nunca me acuesto sin reflexionar que, quizás a la mañana siguiente no existiré, y sin embargo ninguno de los que me conocen puede afirmar que sea un hombre apocado o triste. Agradezco cada día a mi creador esta felicidad y la deseo cordialmente a cada uno de mis semejantes.
– El placer de un amor ligero y divertido está a una distancia astronómica de la felicidad que el que procura un amor sincero y discreto.
– No puedo explicarte mis sensaciones. Siento como una especie de vacío que me hace sufrir… una aspiración jamás satisfecha que no llega a calmarse.
– Es bueno dejarse llevar por la gracia de Dios.
– Prefiero morir de hambre antes que trabajar contra mis ideales.