Como nos enseña Rolando Toro, la verdadera armonía, no es la armonía estática de Parménides, la del espíritu aislado separado de toda estridencia de la tierra, de todo lo que nos desequilibra. La verdadera armonía, es la que constantemente tiene el coraje, la valentía de recrearse, la que se reintroduce permanentemente en la desarmónica tierra llena de ruidos desestabilizadores a través de encuentros trasmitiendo su energía a través de caricias porque sabe que aunque desaparezca en ese encuentro resurgirá en esta recreación . . . Nunca es igual la armonía de Heráclito.
Podemos estar conectados a las vibraciones más elevadas de la vida, las más sublimes, las más espirituales pero a costa de irnos alejando de la tierra y de dejar de relacionarnos con los demás para no salir del estado de nirvana. Repudiando el tener, el hacer, el placer viviremos muertos en la tierra. ¿De qué sirve ser música en la soledad del cielo si en la tierra no se oirá? Es una falsa e irrisoria armonía.
Podemos estar conectados a las vibraciones más bajas de la vida, estar totalmente conectados a la tierra en el tener, en el placer en el hacer pero nos perderemos en nuestro propio egoísmo si nos desconectamos del espíritu , del prójimo y del corazón e iremos irremediablemente hacia la destrucción de la humanidad.
La verdadera armonía de la vida se consigue teniendo el coraje de integrar en uno mismo estas dos vibraciones (CUERPO-ALMA) en una sola armonía en el encuentro con el PRÓJIMO introduciéndonos juntos de lleno a la vida (COSMOS). La verdadera armonía tendrá a veces sonidos graves de la tierra, a veces sonidos agudos del espíritu, pero siempre la vida palpitará en ella porque siempre estará en comunión con todos los hermanos guiados desde la afectividad.
La verdadera armonía es la integración cuerpo-alma-prójimo-cosmos. Es la trasmisión de la energía a través del encuentro, a través de la caricia en feed back integrándonos con el prójimo en oposición armónica, integrando nuestro espíritu con nuestro cuerpo manifestándonos a través del TÚ, integrándonos con el prójimo en el NOSOTROS e integrándonos todos al COSMOS. Es decir, la armonía se recrea respetándonos los unos a los otros en el feed back de la oposición armónica permitiendo cada uno que el prójimo delimite sus necesidades, aceptándolas y respetándolas y al mismo tiempo delimitando nuestras necesidades sin permitir que el prójimo no la respete o la invada. Si cada uno consigue respetar el límite impuesto por el prójimo y al mismo tiempo sabe delimitar y mantener armónicamente el espacio que necesita podremos recrear cada uno con nuestra nota la melodía de la armonía reconectándonos con ella y con el prójimo y así la energía de la vida fluirá con nuestro propio ritmo con todos nuestros actos en el cuerpo- alma de cada uno, en el cuerpo- alma del prójimo y con el cosmos, seremos la vida en sí misma.
El propósito de Rolando Toro en cada vivencia de Biodanza es la recreación de la armonía de la vida equilibrando la energía del cuerpo y la energía del espíritu para retornar a una nueva armonía en nuestro cuerpo más reconectada a la gracia de la vida misma a través del encuentro en la afectividad del feed back junto al prójimo.
En cada vivencia de Biodanza, Rolando Toro nos trasporta a lo que éramos al nacer o antes de nacer haciéndonos partícipes de la sinfonía cósmica, de la euritmia y la gracia para retornar de nuevo a nuestra tierra con una nueva armonía más cercana a ella. Cada vez seremos más copartícipes de la sinfonía del universo a medida que vivenciemos.
Con la vivencia de Biodanza Rolando Toro busca la integración del CUERPO- EL ESPÍRITU (nuestro ritmo) – EL PRÓJIMO (melodía en feedback) y EL COSMOS (gracia, euritmia) para que renazcamos a lo que ya éramos, somos y seremos juntos todos los hermanos RECREANDO LA EPIFANÍA DE LA HUMANIDAD.